No es el instrumento, es el músico.

Me encanta la música. Los instrumentos provocan en mí querer aprender a ejecutarlos. Ha pasado por mi mente estudiar piano, guitarra, violín, arpa o cualquier instrumento que provoque sonidos porque los considero fascinantes, digo por mi mente porque nunca he estudiado en una academia de música y aunque en lo personal a penas se algunas notas, me encanta escuchar a profesionales hacer lo suyo. Quizás una guitarra en mis manos produce sonidos, pero en manos de un guitarrista se puede crear una excelente melodía.

Estoy segura que al pedir que menciones instrumentos que te gustarían poder ejecutar mencionarías algunos de los más clásicos y es muy probable que jamás pasaría por tu mente elegir una flauta, sí una de esas flautas que nos enseñan en el colegio, solamente por su simpleza física ya que no es nada extraordinaria o bueno eso es lo que yo pensaba.  Hace poco escuche una canción que me sorprendió, no me sorprendió tanto lo bien que sonaba la canción como el darme cuenta de que era una aparente simple flauta, una de las mismas que quizás tu tuviste en casa alguna vez.

Entonces, comprendí que no es el instrumento, es el músico.  Sea un triangulo o el arpa más bella, la mejor melodía podrá ser tocada siempre y cuando el instrumento se deje en manos correctas, las manos del artista. La vida es así, no importa quien eres, de donde vengas, tu familia o tu pasado, en pocas palabras el aparente instrumento que seas, lo que realmente importa es en quién inviertas tu vida y cual será tu guía.  Somos instrumentos y quién conoce nuestro propósito es Dios, pues el nos creó. Tu vida puede ser un sonido en el mundo o una bella melodía que impacte personas, no se trata de lo que puedes llegar a ser en la vida, sino de las canciones que se generen a través de ti. Recuerda que no es el instrumento, es el músico.