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Es una noche de agosto y siento un dejavú en mi vida. Mientras escribo en el blog, en mi computadora acomodada sobre el sofá de mi cuarto, al lado una mesa de noche con una lámpara encendida y una luz tenue que ilumina la habitación, mi taza de té y un playlist de Jazz al fondo.   

Ahora sí, ahora sí repito la escena que tenía en mi mente hace treinta minutos, mientras recordaba un pedazo de mi vida de hace diez años, con algunas diferencias por supuesto, antes lo viví en la habitación en la casa de mis padres, era mi primera laptop y una copa de vino, la lámpara al lado de mi cama y el Jazz siguen diez años después.  Si me sincero esta noche, tuve una crisis de nostalgia mientras vi con los ojos cerrados en la caja de recuerdos de mi mente y le describí a mi esposo la escena que extrañaba. 

En esos segundos me di cuenta cuánto extrañaba tomar una pausa, sin afanes, sin preocuparme de mi check list por hacer, cuánto extrañaba escribir en este blog. La mayoría de las veces batallo con tomar pausas, aprender a escuchar a mi esposo y descansar, es algo en lo que trabajo, eso incluye tomar momentos como este.  En el día a día y la rutina de la vida, es difícil poder pausar, la vida diaria nos absorbe en cosas vanas y muchas veces dejamos a un lado las más importantes. 

La importancia de amar a los demás radica en el amor a ti mismo, y no hablo de egoísmo, sino de reconocer la identidad que tenemos en Dios, en cuidarnos y reconocer que somos amados por él y en él podemos descansar, solo así podemos extender ese amor, paz y cuidado hacía los demás. 

Claro que las pausas en la vida no reducirán tus responsabilidades, ni existen para evadirlas, pero si para tomar un respiro y ver a tu alrededor, seguro tienes mucho más por agradecer que por afanarte, vivir con alegría es la clave para transmitir paz a quienes te rodean.  El amor verdadero proviene de Dios y la capacidad de amar a otros nace de experimentar ese amor primero, porque él es la fuente. 

Al recibir su amor y aceptarlo, vernos como él nos ve, provoca el amar y servir a los demás de la misma forma y con el mismo amor, en lo que hablamos, como actuamos y lo que hacemos. 
Tomate una pausa y medita en su amor hacía ti, en lo que realmente tiene importancia en tu vida.
Te aseguro que como yo esta noche, sentirás esa paz que necesitas. 

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